El Arte de Vivir

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martes, 27 de marzo de 2012

Música y Conciencia


Semanas moviditas... Estoy viviendo un acúmulo de compromisos musicales, en los que disfruto como un cosaco (me figuro, por lo generalizado de la expresión, que los cosacos debían disfrutar un montón...), y que me están llevando desde la música del período clásico hasta la del siglo XX.




Me invitaron a participar desde el Coro Juvenil del Orfeón Pamplonés (que dirige magistralmente Juan Gaínza) en el montaje de la "Missa Brevis" K.220 de Mozart, para aportar la voz del barítono dentro del cuarteto solista. Junto a otros tres compañeros y amigos (María Echeverría y Nerea Castellot -sopranos- e Iker Bengotxea -tenor-) tuve la ocasión de gozar, ayer domingo, con este bomboncito musical, junto a la orquesta de cámara "Sinfonietta Académica" y bajo la dirección de Caroline Collier. Podéis ver la reseña-anuncio en la prensa local.

La próxima semana, más concretamente el martes santo, día 3 de Abril, tendré el honor de participar en otro concierto, dentro del ciclo "Música para un tiempo de oración" del Ayuntamiento de Pamplona, en el montaje de la obra "Las siete últimas palabras de Cristo" del compositor Theodor Dubois, junto a la soprano Dorota Grzeskowiak, el tenor José Luis Sola, la "Capilla de Música" de la Catedral de Pamplona y la Orquesta Sinfónica de Navarra, bajo la dirección del Maestro de la Capilla Aurelio Sagaseta. El programa lo podéis ver aquí.



Pero es que, entre medio, estoy asistiendo a los ensayos de tres programas simultáneos en los que está embarcado el Orfeón Pamplonés, preparado por Igor Ijurra: la "Misa Solemnis" de Beethoven para ofrecerla con la Orquesta Sinfónica de Varsovia en Pamplona, Donostia, Barcelona, Zaragoza y Murcia; la "9ª Sinfonía" de Beethoven en Alicante y Valladolid; "Carmina Burana" de Carl Orff y fragmentos de "La Atlántida" de Manuel de Falla, en el Lincoln Center de Nueva York, y de nuevo "Carmina Burana" en Pamplona. Todo esto en los tres próximos meses... Podéis ver la programación del Orfeón Pamplonés a través de este enlace.



Por coincidencias temporales, y dado que todavía no poseo conscientemente el don de la ubicuidad, me perdí el estreno de la obra "Tiempo", cuento musical compuesto por el fantástico músico y también amigo Josu Elberdin, a cargo del Coro Infantil del Orfeón Pamplonés, en el que canta mi hija pequeña. No pude ver su cara, pues yo estaba ya uniformado con el "smoking" esperando el comienzo del concierto que os he comentado al principio... Ya estoy deseando ver la obra en la siguiente representación... En el  vídeo que veis abajo se les puede ver en el último ensayo realizado el sábado.



Y, bueno, no quería dejar de comentar que, en estas fechas, la cosa social está que arde, con una convocatoria de huelga general incluida. Y que he recibido un vídeo (gracias, Marta) en el que se anima a la población, no sólo a secundar este paro sino a plasmar en lo cotidiano una posición clara e inequívoca respecto al consumo, la mejor herramienta que podemos utilizar para cambiar el rumbo de este sistema... Es cortito...



Y tampoco quería acabar esta entrada sin hacerme eco de otro vídeo (gracias, Manolo) que genera ilusión por un cambio esperado en el mundo. Está realizado por un maestro israelí y dirigido al mundo globalizado. Digno de reproducirse y de ser distribuirlo por nuestros contactos...



Salud para ti y los tuyos.

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viernes, 16 de marzo de 2012

Valentín Fuster en Pamplona


Ayer asistí al acto inaugural del Simposio celebrado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, en Pamplona. El motivo del simposio es celebrar el 50 aniversario de la Clínica Universidad de Navarra (antiguamente, Clínica Universitaria de Navarra) y el tema planteado, que también sirve como eslogan, es "Mirando hacia el futuro".


El evento, además de las consabidas presentaciones de las autoridades (Director General de la Clínica, la Presidente del Gobierno de Navarra y el Director Médico de la Clínica) tuvo como especial protagonista al eminente cardiólogo catalán Valentín Fuster. Prestigioso y afamado profesional afincado en los EE.UU (dirige la unidad de Cardiología del Hospital Monte Sinaí, en Nueva York -la crème de la crème-) y a caballo con proyectos de investigación en varios países (Colombia, Granada, Kenya...) así como en España, donde actualmente preside el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en Madrid.

Hacía ya un montón de años que no cruzaba el límite de entrada al complejo de Facultades de Ciencias de la Universidad de Navarra, allí donde estudié hace ya 30 años la Licenciatura en Medicina y, posteriormente, me doctoré. Entré por primera vez en una fase de edificios de los que sabía de su existencia pero que no había tenido ocasión de pisar anteriormente. El estilo arquitectónico, la decoración, son fácilmente identificables como parte de las construcciones ya conocidas por mí (Facultad de Medicina, Clínica Universitaria, Colegios Mayores, Edificio Central...) de la Universidad de Navarra.

Había tenido la ocasión ya de ver alguna aparición del Dr. Fuster en medios de comunicación y tenía curiosidad sobre "su directo" (al estilo de los grupos musicales). No me defraudó mi eminente colega. Facilidad de palabra, serenidad (se le veía cómodo frente a un público profesional, "de la casa") y con cosas importantes que transmitir.

Al iniciar su presentación, recordó que ya hace 25 años tuvo la oportunidad de participar en el consiguiente 25 aniversario de la Clínica, y que pretendía seguir un guión de temática similar a aquella presentación. Y nos habló sobre la "Transición desde la enfermedad cardiovascular a la salud (2012-2020)". Partiendo de las informaciones recién salidas del horno de la bibliografía científica, aportó datos impactantes sobre la prevalencia, la extensión, de la patología cardiovascular, con dos grandes realidades clínicas: la patología coronaria (infartos de miocardio) y los cuadros cerebrovasculares (infartos cerebrales...).


El mensaje no es, y eso se notaba claramente en el disertador, para generar temor sino un estímulo a la sociedad para que se decida a modificar esa realidad. En su discurso, utilizó parámetros médicos, tratamientos basados en la Farmacopea, la investigación biotecnológica, la estadística..., pero a mí, lo que me impresionó y más me gustó es la sensibilidad de este médico a la hora de afrontar "el remedio" a la situación: la educación.

Sus actuales proyectos de investigación, los que él coordina o en los que contribuye de alguna manera, están dirigidos a fomentar unos modelos de comportamiento a los niños pequeños en el ámbito de la Salud. Pero los temas se refieren a lo que se puede considerar básico en un ser humano: saber comer adecuadamente, la higiene, el manejo de las emociones en las relaciones humanas...


Este hombre apuesta por algo que los políticos no quieren ni oír: el largo plazo. Su trabajo está orientado, además de sacar a flote a personas en situación precaria de salud cardiovascular, a fomentar la salud a largo plazo (20-30 años). Me identifiqué con su mensaje, y pensé: "estamos en el mismo bando, Valentín. Gracias por tu aporte".

El resumen final de su presentación mostró el contenido de una receta para solucionar la situación actual, e hizo referencia a las cuatro "T" y a las cuatro "A": por un lado, tiempo para reflexionar, descubrir los talentos individuales, la transmisión de positividad y el fenómeno del acompañamiento tutelado de las personas (niños o adultos); por el otro, la construcción de una actitud adecuada en la persona frente a la vida, la aceptación de su realidad, el "according" (ser consecuente con uno mismo, o sea, partir del autoconocimiento) y el altruismo en las relaciones, en la vida...

Certero en su mensaje, sí señor. Es evidente que una cosa es aplaudir a un conferenciante invitado (eso es fácil), y otra que cale su mensaje en las personas que le estaban escuchando.

Tras la conferencia inaugural, departí unos momentos con una compañera de promoción y me vino la idea de presentarme en la Clínica Universitaria y en la Facultad de Medicina para mostrar lo que hago, la posibilidad de acercarse el médico a  las personas sufrientes y fomentar grados interesantes de Salud con procedimientos baratos (el propio contacto), sin utilizar grandes inversiones en "aparatología" (las manos, la propia presencia), con capacidad de escucha, y con la sintonía espiritual del Universo como especial garante del "éxito" del acto...


Estoy convencido de que sería muy interesante que a los nuevos médicos que actualmente se forman en la Facultad les vendría ni que pintado un contacto de este tipo de "quehacer" médico, pues en las Facultades de Medicina se realiza un lavado de cerebro a la persona de cara a implantar la idea de que tú, como médico, eres el único que sabes lo que le pasa a las personas enfermas, y que tu deber es curarlas con los medios más actualizados que puedas disponer...

Ya os comentaré si, por fin, me lanzo a esta aventura...

Salud para ti y los tuyos.

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sábado, 10 de marzo de 2012

La Polaridad en el Ser Humano


No me suele gustar demasiado la adscripción de temas concretos (y, hoy en día, de lo más variados) a fechas concretas. Sobre todo, porque se tiende a alojar en una única fecha el reconocimiento a esa realidad que, debería estar ahí, latente y sobrenadando, durante todo el año.




Quizá uno de los días más emblemáticos a nivel global, y con más protagonismo mediático y social, es el "día de la mujer trabajadora". Aprovecho, pues, lo reciente de la fecha, para reconocer el valor de la mujer como una de las dos formas de ser humano, como producto excelso dentro de un muestrario interminable, por lo variopinto, de encarnar el principio femenino en esta vida mundana que nos toca vivir.

¿Qué sería de la Humanidad sin la realidad centrada y equilibrada de ambos principios polares, el masculino y el femenino? Bueno, pues, asomaos a las ventanas de la realidad y observaréis lo que hay, cómo está el panorama... Aun reconociendo que la sociedad, en su conjunto, va avanzando en la correcta recolocación de los dos patrones diferenciados de ser humano (hombre y mujer), debemos ser conscientes de que la velocidad de este proceso no va al ritmo que sería más idóneo de cara a la equiparación de estas dos realidades.


Pero eso de la equiparación entre las realidades "hombre" y "mujer"..., ¿qué es? Y es que ahí, ya, comienzan los desencuentros en los integrantes de la sociedad.¿Cómo podemos igualar dos realidades tan dispares? Se me ocurre que las cosas irían de otra manera si anteponemos, colocando en primera fila de esta "confrontación", una actitud con dos componentes importantes: el respeto y la aceptación.

Curiosamente, he elegido (mejor dicho, he "regurgitado") dos palabras de género diferente (masculino y femenino). ¿Casualidad?, ¿coincidencia?, ¿sincronicidad? Esta cuestión, de primeras, me trae a la consciencia la difícil tarea de adecuar el lenguaje (y hablo del castellano) para que nadie, ningún integrante de los dos géneros, se sienta ofendido. Este tipo de situaciones, a menudo, raya lo absurdo (para mí, claro). Si queréis y tenéis tiempo y ganas para marear la perdiz, podéis leer cuestiones al uso tras estos enlaces (1, 2, 3,...).

Pero es que el tema es mucho más profundo que el hecho de quedarnos mareando la perdiz y liarnos a tortas y atrincherarnos en posturas inamovibles en el uso del lenguaje (y eso que considero que el lenguaje es "sagrado", y que tiene un poder insospechado en manos de la persona que se dedica de forma inconsciente a, no ya regurgitar, sino vomitar palabras como poseso...).


En el plano de la existencia en la que estamos viviendo, están presentes y funcionan dos principios polares, diferentes y complementarios: una realidad femenina y otra realidad masculina. Y esto me lleva a honrar y descubrirme frente a la sabiduría de la Tradición China, con su Cosmogonía (su idea de la realidad universal), puesto que al estudiar en mis tiempos mozos Medicina Tradicional China, aprendí que desde la Unidad (la llaman "Tao") la realidad se aboca a dos polaridades (Yin y Yang), en un incesante movimiento entre ellas...

Una de las grandes enseñanzas subyacente en esas bases de pensamiento es que dentro del máximo Yin hay una semilla de Yang, y ocurre lo mismo en la otra polaridad. Y esto sería bueno poderlo identificar en todas y cada una de las distintas realidades de nuestra vida: ¿existe el "Bien" sin mancha?, ¿acaso existe el "Mal" sin siquiera una mota de bondad? ¿Cómo sería posible la identificación del "Bien" si no hubiera, en contraposición, un "Mal" al que compararlo? Entonces, ¿nuestra finalidad sería combatir el Mal? Estoy seguro de que la cosa no va por ahí.

Sería oportuno, asimismo, observar las características que conforman "lo masculino", y las que conforman "lo femenino" (los chinos seguirían hablando en términos de energía "Yang" y "Yin", respectivamente). ¿Cuál es mejor? Está claro que hoy día, muchas mujeres, desde su posición de segunda fila en el orden social sustentado por los varones (y ya no digo "hombres" porque estaría incluyendo en este término también ahí, como seres humanos, a las mujeres...), repito, muchas mujeres, hoy en día, preferirían integrar el bando de los varones...

La realidad es que no puede subsistir ninguno de los principios polares sin el otro. Así, desde la complementación de funciones, siendo diferentes en la forma, en las características constitutivas de ambos principios, lo masculino y lo femenino deben ser respetados y aceptados con sus peculiaridades genéricas.


¿Hacia dónde nos dirigimos? Mi creencia es que estamos aquí, en este mundo, para alcanzar la maestría en la vivencia de los opuestos, de las polaridades..., para llegar, finalmente, a trascenderlas. Es como el tema del "ego". Cuando oigo repetidamente (desde corrientes "new age" o desde personas que beben sin medida en fuentes de sabiduría oriental) que el ego hay que desdibujarlo, hacerlo desaparecer..., siempre repito lo mismo: Ésa es la última etapa, pero para conseguirla debemos vivir con el ego que hemos construido, sabiendo dominar cada una de sus características individuales, para sacar el máximo beneficio de él y no para escudarnos en sus mecanismos de defensa neuróticos (que también nos facilita atentamente).

Todos tenemos una energía femenina y una energía masculina, tanto seamos varones como mujeres. Unos tenemos más sensibilidad que otros, más fuerza bruta, más tesón, más compasión, más... (lo que queráis añadir). ¿Y qué hacer con estos componentes inherentes a cada ser humano? Pues tendremos que reconocerlos en cada uno de nosotros y aceptarlos, tal y como  somos. Eso no es empecinarnos en posturas inamovibles (como en las trincheras que antes he descrito) sino propiciar la fusión de ambas realidades. Personalmente, me dedico profesionalmente a ayudar a las personas a realizar este trabajo de autoidentificación, de autoconocimiento, dentro de un proceso que genera autosanación.


Y, para vivir adecuadamente este proceso individual, convivimos con nuestros semejantes, en forma de pareja, padre, madre, hermanos, hijos, vecinos, amigos, compañeros de trabajo o de entretenimiento... Ahí, cada día, tenemos la posibilidad de mirarnos a los espejos que ellos son, reconocernos, aceptarnos, y poder modificar el espectro que nos parezca más adecuado, más apetecible, de cara a ser mejores seres humanos (..."macho y hembra los creó...").

Desde aquí mi recuerdo y mi reconocimiento a esas mujeres que sufrieron y murieron en ese telar de Nueva York en un 8 de Marzo de no hace tanto tiempo (un siglo), y que sirvió para que otros seres humanos tomaran esta fecha como estandarte y se empeñaran en avanzar como una Humanidad unida hacia un proceso de trascendencia "hermafrodita". Aunque hoy día se cuestiona el propio origen del mito del 8 de Marzo (podéis leer sobre ello aquí), aprovecho para rendir homenaje, desde el respeto, a cada mujer con la que me he cruzado en mi vida... Y a la primera a la que rindo homenaje es a mi madre (aunque no sea el "día de la madre", je-je), sin cuya colaboración, mi persona no habría tenido la oportunidad de vivir esta vida. Gracias.

Salud para ti y los tuyos.

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