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martes, 23 de noviembre de 2010

Fibromialgia


Desde hace pocas fechas, estoy con el "tiroriro" de escribir un libro en el que se plasme mi modo de trabajar, mostrando el uso de algunas herramientas como la Astrología Médica y Diseño Humano de cara a alcanzar el suficiente autoconocimiento como para vivir una vida sin preocupaciones de padecer enfermedad.

Y el tema de fondo, el hilo conductor que he elegido ha sido la archifamosa "Fibromialgia" (en el anterior enlace podréis leer sobre cómo la Medicina convencional describe este tema), caballo de batalla de miles y miles de personas, al menos en el mundo occidental, "capacico" donde van a parar las personas que sufren de dolores diversos en sus tejidos, fascias..., y hasta en el carnet de identidad, acompañados de otros síntomas que les incapacitan para una vida normal, con cansancio, pérdida de energía, alteraciones neurológicas, del sueño, del estado de ánimo...


En fin: un "regalito" para el que la Medicina convencional no sabe sino recetar antiinflamatorios, relajantes musculares, analgésicos, psicotrópicos... y cualquier otra droga de diseño que la Industria Farmacéutica, alentada por la "necesidad" de aliviar a los pobres enfermitos (generalmente "enfermitas"), saque al mercado...


Acabo de estar ayer mismo intercambiando visiones de la situación con Jokin Espinazo, a la sazón Presidente de la Asociación "AFINA", que engloba a los afectados en Navarra por este cuadro médico. Es una persona de gran empuje y que, bajo su presidencia, AFINA ha trazado unas maneras de enfocar el tema que permiten, con la implicación de los afectados, claro está, unos cambios en la evolución de las personas dignas de tener en cuenta. Todo ello al margen de los tratamientos farmacológicos estándar. Y Jokin se ha prestado a echarme un cable en lo que pueda ayudar (por lo que te doy las gracias públicamente).

Como no tengo experiencia en esto de publicar libros, mi idea es centrarme y comenzar a tomar datos de aquí y de allá sobre este tema, ponerme a escribir sobre la realidad actual de las personas etiquetadas de Fibromialgia, sobre mi manera de ver cualquier enfermedad, estudiar sobre casos concretos cuáles son sus mapas astrológico y de Diseño Humano..., y desarrollar las conclusiones tras lo objetivado previamente.

Una de las sincronicidades que me han ocurrido en los comienzos de andadura en este tema fue que, justamente al decidir escribir este libro sobre la fibromialgia, en un mensaje de propaganda recibido desde una editorial, el primer libro que aparecía era: "Hablemos de Fibromialgia".


Este libro lo escribió la catalana Mª Àngels Mestre, una persona que venció su cuadro de Fibromialgia y Fatiga Crónica (etiquetas que coinciden en los afectados por este cuadro) y pudo prescindir de la toma de fármacos, viéndose libre de dolores tras decidir posicionarse en su vida de otra manera a como la había vivido previamente, así como cuidando con esmero su alimentación y optando por terapias de tipo energético... Este tipo de casos muestra la posibilidad real de vencer situaciones que, por definición, se toman como incurables, como procesos crónicos de muy difícil solución.


Me imagino que en este tipo de cosas se sabe cuándo se comienza pero no cuándo se acaba, pero me tengo por un corredor de fondo, sin fáciles caídas en desánimo...


Salud para ti y los tuyos.

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4 comentarios:

Blogger Fauve, la petite sauvage ha dicho...

Perdona por mi doble crítica, Silvano, pero sabes que lo hago sin ánimo ninguno ni de polémica ni de ofender, sino sólo por algunos detalles que conozco y que creo que no son correctos en tu entrada.

Uno de ellos es que la fatiga crónica como síntoma nada tiene que ver con la enfermedad Síndrome de Fatiga Crónica, que se confunden tantísimas veces, y que pueden ir unidos o no, y de hecho cada paciente lo vive de una manera distinta (como ocurre con la Fibromialgia). El SFC también se llama Encefalitis Miálgica y hoy en día casi todos los afectados y asociaciones prefieren denominarlo SFC/EM para diferenciarlo del síntoma con el nombre tan parecido y que lleva a tanta confusión y error.

El segundo punto que me gustaría comentar es el de partida (el punto), ya que con este tipo de enfermedades (no sólo con la Fibromialgia en particular) se produce un círculo vicioso pues es difícil si siempre te encuentras mal y con dolores "aprender a vivir con ello": inevitablemente (o casi) se caerá en un círculo depresivo o cuando menos de disminución de la vida que se llevaba, y cuesta mucho psicológicamente acostumbrarse a cambiar el límite del potencial que se tenía para reducir la vida, en todos sus ámbitos, de una manera tan grande. Quizás se trata de un círculo vicioso, sí, pero creo que jamás de un vector en un sólo sentido, y en todo caso sería en el que propongo yo aquí y no en el contrario, aunque soy partidaria de mezclar ambos tanto para explicarlo como para solucionarlo (un poco de ejercicio y la dieta ayudan muchísimo, y un poco de medicación, con tu permiso, también). Todo abuso es siempre contraproducente, por supuesto.
Y tras esto, agradecerte que te ocupes de estas enfermedades tan importantes hoy y que a nadie le interesa investigar mucho, no sé muy bien por qué, entiendo que no hay muchos caminos por los que seguir, pero sí muchos pacientes a los que afecta, por lo cual incluso a los laboratorios les supone un mercado sustancioso y aunque sólo fuera por eso ya merecería la pena más investigación.

Saludos, querido amigo, a ver si vengo más a menudo por aquí.

24 de noviembre de 2010, 23:23  
Blogger Silvano Baztán ha dicho...

¡Hola, Fauve! Qué bueno leerte de vez en cuando. Sabes que tus comentarios son bien recibidos.

Respecto a la primera cosa que comentas, no me interesa deslindar carátulas de enfermedades, etiquetas de procesos que le hacen vivir a la persona de igual manera, se llame como se llame en el argot médico, con permiso del "Manual de Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades" en su décima edición (CIE-10), que coloca al llamado Síndrome de Fatiga Crónica el código G93.3 ("Síndrome de Fatiga Crónica Post-Viral"), recomendándose, como bien apuntas, la coletilla de "Encefalopatía Miálgica" para terminar de diferenciarlo de otras patologías que cursan con fatiga crónica.

Si me permites la libertad, todo esto no me interesa para nada. Es esconder el alfiler en un montón de paja cada vez mayor. Es como si molestara un árbol a la hora de ver el bosque.

No voy por esa vía de afinar los microscopios de cara a abrir brecha en el hecho diferencial entre enfermedades. No creo en las enfermedades. Y, aunque suene muy categórico, desde la enfermedad es muy difícil sanar, si no es a costa de grandes sacrificios (amputaciones, toxicidad...). Permíteme que no crea en esa Medicina.

Respecto al punto siguiente, si te digo la verdad, no te he entendido en qué discrepas conmigo. Te agradecería que me explicaras qué otra cuestión te parece incorrecta de la entrada.

Salud para ti y los tuyos.

25 de noviembre de 2010, 0:41  
Blogger Fauve, la petite sauvage ha dicho...

El segundo punto viene a colación por la "transformación de la manera de pensar, sentir y actuar para que no te lleve a la situación que te llevó a enfermar", como dice el artículo, que tú definías de otra manera parecida antes de corregir la entrada y que fue cuando yo me referí a ese punto.
Creo que el sentido (de la dirección) es el contrario: es la enfermedada la que lleva a esa manera de pensar, sentir y actuar, aunque sé que en eso discrepamos de raíz.

En el primero creo que te contradices porque si no te interesa la clasificación (de un modo científico) te aseguro que a los afectados y al propio Estado sí, por las implicaciones y repercusiones que tiene de cara ya no a las posibles bajas, discapacidades o incapacitaciones y sus consiguientes pensiones, sino por poder enfocar su mal de alguna manera, cuando hablamos de enfermedades serias y graves, que no son simples malestares ni mucho nmenos y que merecen respeto que no tienen ni siquiera por parte de la sociedad, que por suerte comienza a concienciarse, pero muy lentamente.

Si te interesa, tengo una entrada antigua al respecto con muchas bases de datos de las que puedes extraer información así como tirar del hilo en mi anterior blog, ya sabes, y si no, pinchas en mi nick y el blog al que te lleva te dirá en la parte de la derecha "de dónde venimos", y ese es el blog al que me refiero y donde tú me conociste.

Para mí también es un placer hablar contigo y hasta discrepar, pues si todos estamos de acuerdo, aparte del buen rollito y tal no se aporta nada ni se enriquecen casi nunca los temas, a mi modo de ver, y además así podemos abrirnos a otras mentalidades o formas de ver las cosas (yo a la tuya como tú a la mía).

¡Besitos y salud! ¡Mucha salud! Más que nunca ;-)

25 de noviembre de 2010, 1:26  
Blogger Silvano Baztán ha dicho...

¡Hola, Fauve! Evidentemente, hay una relación de alimentación recíproca entre la situación mórbida y la vivencia de la persona, pero yo voy más allá: "es lo mismo", forma parte de la misma realidad.

Por lo que escribes y entiendo, tú crees que las enfermedades son unas entidades morbosas (como se les llamaba antiguamente) que aparecen como un invasor sin piedad y que hacen del ser humano cuanto quieren...

Siento comunicarte que mi experiencia profesional me ha enseñado una cosa bien diferente: cada persona, vía familiar (genéticamente, de forma sistémica) y también personal (incluso kármicamente, aunque esa palabra suene fatal), venimos con unas predisposiciones a enfermar de una forma determinada (simplificando, se puede observar que hay familias de enfermedades digestivas, osteoarticulares, cánceres...).

Y es la persona, con sus actitudes frente a la vida la que pone en marcha su enfermedad, se quiera o no se quiera reconocer. Es claro que uno no lo hace conscientemente, voluntariamente, pero es así.

Según cómo la persona encaje la enfermedad, viene la evolución de los síntomas: el individuo puede darse cuenta de lo que se trata y tratar de dar marcha atrás o dar un giro a su vida, o sumergirse en el dolor, limitándose cada vez más y haciendo dejación de su propia responsabilidad al tratamiento de turno...

No es que no se puedan utilizar herramientas que le ayuden a uno a superar el dolor de la enfermedad, pero no hay que dejarse engañar por esa dinámica. Uno tiene que tomar sus propias decisiones.

Respecto al otro punto, no veo la contradicción de la que hablas. Una cosa es que mi vivencia de los hechos y mi actuación al respecto estén en franca oposición con las miras de la mayoría de las personas y del propio papá Estado, y otra cosa es que en esta entrada yo incurra en contradicción...

En mi vida profesional (y también en la personal) intento dar la libertad suficiente a cada cual para que siga sus propias decisiones. Pero me reservo el derecho a manifestar mi posición, habitualmente diáfana, cuando hay ocasión, como en este blog.

Salud para ti y los tuyos.

25 de noviembre de 2010, 10:24  

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