Ayer tarde-noche estuve en la ciudad de Zaragoza, en casa de un antiguo compañero de Facultad, con motivo de su 50 cumpleaños. Mi asistencia al evento fue una sorpresa entretejida por su mujer, a sus espaldas. Así como yo, aparecieron otros tres amigos de la época de estudiante.
El reencuentro, tras unos cuantos años sin vernos, fue muy cordial y entrañable. Es una buena persona, de alma noble, originario de la montaña de Navarra (Valle del Baztán). Dos de los amigos acudieron con sus parejas y algún chiquillo. El ambiente fue muy agradable en el jardín de su casa, en una noche fresquita, con cierzo, y con unos cuantos petardos y fuegos de artificio de corto alcance (en la familia de su mujer hay orígenes valencianos).
Tras la despedida de gran parte de los invitados a la fiesta (familiares, otros amigos actuales...), nos quedamos en 'petit comité', 'charra que te charra', una decena de personas, entre las que estábamos varios médicos y tres farmacéuticos. Y, cómo no, la conversación giró sobre una serie de temas que tenían como telón de fondo el funcionamiento de la Sanidad en nuestras tierras respectivas.
Mis amigos guipuzcoanos (un Cirujano Maxilofacial y una Psiquiatra) iban describiendo casos concretos de su entorno inmediato que hacían ver los fallos garrafales en cuanto a asistencia, organización y protocolización del Sistema Sanitario actual (sobre todo se referían a Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud). Se veía claramente, por un lado, la necesidad de modificar los criterios economicistas que frenan el nivel de asistencia; y, por otro, la urgente necesidad de educar en la salud, de promover el sentido común en la vivencia de la enfermedad, en el uso consciente y responsable de los medios técnicos y humanos de los que, en estos momentos, se dispone. Esto, para ser justos, era evidente en todos los territorios...
El homenajeado, actualmente Médico 'de a pié' en un Centro de Salud zaragozano (aunque ha estado varios años en la gestión de recursos), comentó que cada unidad que se implementa en el sistema sanitario, sea del tipo que sea, de la dimensión que sea..., al cabo de unos meses se satura como el resto de lo ya funcionante. El sistema se lo traga todo...
Salió a colación la necesidad de que el usuario contribuya económicamente, aunque sea solamente de manera testimonial, para evitar el despilfarro en los gastos de farmacia y en la utilización de los recursos técnicos y humanos (urgencias...). Tal como va el ritmo de gasto, el sistema a largo plazo es insostenible.
Como tampoco podía faltar, salió la dichosa Gripe 'A'. Una pregunta inocente (¿cómo esperas que venga este invierno?, ¿calentito?) fue el detonante para un ratito de conversación animada, cada uno aportando su modo de ver la cosa...
En fin, que para cuando nos dimos cuenta, las agujas del reloj se acercaban a las 3h30'..., así que nos despedimos con apretones, abrazos, besos... "A ver si nos vemos...", y tal y tal... Una corta visita a Zaragoza que me ha dejado un buen sabor de boca.
En el blog del periodista independiente Miguel Jara, colaborador habitual de la revista Discovery Dsalud, he leído una entrada en la que se expone la opinión del inefable Dr. Juan Gérvas, un médico tradicional, científico, con probado sentido común (el menos común de los sentidos), hablando sobre la actitud a elegir ante la avalancha de la Gripe "A".
Ahí va...
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Juan Gérvas, médico de la Sierra Norte madrileña y profesor de Salud Pública en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, entre otras cosas, hace una llamada a la paciencia y la tranquilidad ante la posible expansión de la gripe A.
La gripe es una enfermedad viral que se suele padecer durante el invierno en forma de epidemia (epidemia estacional) que afecta a gran parte de la población. Como bien dice el refrán: la gripe dura siete días con tratamiento, y una semana sin él. La gripe es enfermedad leve, con fiebre y síntomas varios como dolor de cabeza y muscular, náusea, diarrea y malestar general, que obliga a guardar un par de días de reposo. No conviene bajar la fiebre (ni en niños siquiera), y el tratamiento es para el dolor y el malestar”, explica.
En la línea de otros médicos que desde este blog están llamando a la calma, me manda este artículo (para el que ha revisado la literatura mundial al respecto) con vocación informativa que sigue:
Pese a la levedad de la gripe, se puede demostrar que la mortalidad aumenta en la población con dos picos anuales, uno en los días del verano con el máximo de calor y otro en los días del invierno con la epidemia de gripe. Por ello se aconseja vacunar contra la gripe, aunque se discute si esta vacunación es útil. La epidemia de gripe A, que empezó en Méjico hace unos meses, es de menor gravedad que la epidemia habitual. Es una gripe que se contagia muy fácilmente y por eso es una “pandemia”, porque puede llegar a afectar a la mitad de la población.
Pero la contagiosidad de la gripe A no dice nada de su gravedad y de hecho es menos grave que ninguna gripe previa. Afecta a mucha gente, pero mata menos que la gripe de todos los años. Las cifras son variables según la fuente de datos, pero por ejemplo, en el Reino Unido ha habido cientos de miles de casos y sólo unas 30 muertes y en EE.UU. con un millón de casos sólo 302 muertos. En el invierno boreal (verano en España), en la Argentina han muerto unas 350 personas y en Australia unas 77 personas. Para ponerlo en situación, se calcula que en España mueren durante el invierno por gripe estacional unas 3.000 personas.
Hemos tenido muchas pandemias y la más letal, la “española” de 1918, mató sobre todo por neumonías bacterianas a los pobres (mal alimentados, hacinados, con viviendas insalubres y mal protegidos del frío). En las otras dos grandes pandemias, de 1957 y 1968, no hubo tal letalidad, entre otras cosas por la existencia de los antibióticos.
¿Qué se puede hacer ante la gripe A? Cuando en 2005 la Organización Mundial de la Salud (OMS) pronosticó que podrían morir de gripe aviar hasta siete millones de personas, se desató el pánico en el mundo. Después hubo sólo 262 muertes. Hubo, pues, un grave error pronóstico. En 2009, con la gripe A, conviene no repetir el mismo error. Por ello es central evitar el pánico. Es absurdo tener pánico frente a la epidemia de gripe A, por más que nos llegará a afectar (levemente) a muchos. Ante la gripe A conviene hacer lo que siempre se hace ante la gripe: cuidarse con prudencia y tranquilidad. Buena hidratación, buena alimentación, buena higiene, y recurrir al médico cuando haya síntomas de importancia, tipo tos con expulsión de sangre y gran deterioro de la respiración.
Conviene no “toserle” a nadie, no tocarse la nariz, taparse la boca al estornudar y lavarse las manos antes de comer, después de ir al servicio y si uno se mancha con los mocos. El virus se elimina por la mucosidad nasal aproximadamente durante los primeros cinco días de la enfermedad. El uso de mascarillas no parece que ayude a evitar la propagación de la epidemia. Conviene no hacer mucha vida social esos primeros días. Respecto al embarazo, no hay nada que decir, pues es saludable en cualquier caso, y también durante la epidemia de gripe A.
No hay tratamiento preventivo alguno: los medicamentos contra la gripe A no previenen la enfermedad (ni el oseltamivir ni el zanamivir). Una vez que se tiene la enfermedad estos mismos medicamentos son también casi inútiles (acortan medio día la evolución de la enfermedad). Además, tienen efectos adversos. Por ejemplo, en niños tratados en Londres con oseltamivir, tuvieron efectos adversos la mitad, generalmente vómitos, y en el 18% fueron alteraciones neuropsiquiátricas. Quizá en algunos casos valga la pena su uso como tratamiento, por ejemplo en enfermos graves y en pacientes con enfermedades crónicas importantes, pero no son útiles ni en niños ni en adultos sanos.
La vacuna contra la gripe es de poca utilidaden niños y adolescentes, con una efectividad del 33%, y absolutamente inútil en los menores de dos años. Hay dudas sobre su eficacia en adultos y ancianos. Sobre la vacuna contra la gripe A no sabemos nada, pero en 1976 se produjo en EE.UU. una vacuna parecida, también con todas las prisas del mundo por el peligro de pandemia y el resultado fue una epidemia de efectos adversos graves (síndrome de Guillain-Barré, enfermedad neurológica) que obligó a parar la vacunación. Las prisas no son buenas para nada y menos para parar una gripe como la A, que tiene tan baja mortalidad. Conviene no repetir el error de 1976. En todo caso, es exigible la firma de un “consentimiento informado” que deje claro los beneficios y riesgos, y el procedimiento a seguir ante los daños por efectos adversos.
¿Algo más? Las pruebas diagnósticas rápidas de la gripe A tienen poca sensibilidad (del 10 al 60%). Es decir, no vale la pena hacer la determinación para saber si uno tiene gripe A en realidad. Da igual, pues los consejos son los mismos y la prueba no añade la seguridad de no tener la gripe A. Tanto el virus de la gripe A como el de la gripe estacional pueden mutar dejando por completo inútiles las vacunas. No hay protección ante la gripe A con la vacunación contra la gripe estacional. Conviene no olvidar que un niño (y un adulto) puede tener otras enfermedades, además de la gripe A.
En el Reino Unido ha habido casos de niños muertos por meningitis tras ser diagnosticados en falso de gripe A. Durante la pandemia de gripe A seguirá habiendo infartos de miocardio, apendicitis, insuficiencia cardiaca, diabetes, asma, intentos de suicidio, fracturas de cadera, depresión, esquizofrenia y las otras mil enfermedades que requieren atención médica. El comportamiento sereno, paciente y tranquilo de los pacientes con gripe A es esencial para que funcionen bien los servicios sanitarios y su médico pueda dedicarse a los enfermos que lo necesitan, con o sin gripe A.
Estoy un poco vago... Acabo de salir de una semana de 'limpieza', con una visita en casa, por lo que no he estado excesivamente pendiente de lo que ocurría a mi alrededor en el mundo bloguero...
Es la segunda ocasión, en estos meses, en la que he decidido limpiar mi Sistema Hepato-biliar con el método de Andreas Moritz (este número de la revista Discovery Dsalud publica un artículo sobre el tema). He leído comentarios de practicantes de la Medicina Oficial que dan su opinión contraria sobre este tipo de prácticas, tildándolas de cualquier cosa menos de algo interesante para la salud de la persona. En fin, qué le vamos a hacer. Yo no intento convencer a nadie, pero intento experimentar y no negar, por principio, aquello que resuena armónicamente con mi Ser.
Para no redundar en lo escatológico de la situación, os diré que no me digno mirar el resultado de la limpieza (en el inodoro) buscando las piedrecillas que puedan salir a través de mi intestino, entre otras cosas, porque soy algo miope y no me apetece acercarme mucho...; y, por otro lado, porque sé (lo compruebo) que me sienta bien, que descongestiona esa zona de mi cuerpo que, de vez en cuando, la noto presente... Si queréis ver lo que otros han podido expulsar (y querido fotografiar) con este método, pasaos por el blog lalimpiezahepatica.blogspot.com
Con cierta frecuencia, el amigo Manolo (gracias, Manolo) me obsequia con textos, artículos, informaciones que son muy interesantes. He aquí un texto, extracto de un libro titulado "La Masculinidad Tóxica", escrito por Sergio Sinay, y editado por Ediciones B, Argentina, en 2006. Me he permitido, y me excuso por ello, modificar algunos giros característicos del hablar argentino ('sos', 'tenés'...).
No os asustéis por la longitud del texto...
Ahí va...
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Querido congénere:
Esta carta no podía tener otro destinatario que no fueras tú. Nadie podría entender mejor de qué hablo, qué quiero decir. Querido congénere, tú y yo, varones ambos, estamos en peligro de extinción.
Así como nos mandaron a vivir nuestras vidas de hombres, así como nos mandaron a relacionarnos con las mujeres, con nuestros hijos, con las cosas, con los seres, con el mundo, así no va más.
Te quiero contar cosas que escucho, que siento, que pienso, que vivo y que veo, cosas que nos involucran y que, quizás, no ignoras y te preocupan tanto como a mí.
Veo mujeres tristes, desalentadas, resignadas a no encontrarse emocionalmente con nosotros, a no contarnos como compañeros de vida, digo como verdaderos compañeros de vida, como hombres dispuestos a explorar con ellas los espacios desconocidos del afecto, a confiar en que nuestras diferencias nos enriquecerán, dispuestos a mirarlas con cariño, con ternura, con humor, además de con deseo.
Veo mujeres que no nos entienden ni se sienten entendidas por nosotros, mujeres que han hecho hasta lo imposible por comunicarse (y debo decirte querido congénere, que a menudo hacen de mas, se ponen demasiado ansiosas, sofocan, se adelantan a nuestros tiempos).
Han hecho hasta lo imposible guiadas por la mejor, la mas amorosa de las intenciones. Y hoy a muchas las veo y escucho, resignadas a convivir con hombres que siempre serán extraños y lejanos o, directamente, a prescindir de ellos.
Muchas mujeres prefieren compartir su tiempo con otra u otras mujeres: reciben más afecto, más comprensión, más compañía (aunque le falte el tipo de compañía, comprensión y afecto masculinos que tienen otra energía, otra vibración, no opuesta sino complementaria).
Hay mujeres a las cuales empezamos (sólo empezamos) a resultarles prescindibles. Y si prescinden de nosotros, ellas estarán sin hombres, pero los que estaremos verdaderamente solos seremos nosotros, te lo aseguro.
Nosotros, los varones sabemos muy poco, o nada, de estar solos, salvo en las trincheras o arriba de un ring. Y aun así, nos damos el dudoso lujo de aislarnos.
Por las dudas, te lo aclaro: cuando digo que las mujeres acabaran prefiriendo estar con mujeres, no hablo de sexo. Lo aclaro porque se que los varones sabemos poco de intimidad, simplificamos y nos confundimos. Estarán juntas de un modo que nosotros no sabemos estar entre nosotros. Espero que entiendas. Y si no, hermano, espero que empieces a aprender a entender.
Veo y oigo, también, a muchos hijos desalentados. Ya no hacen mas esfuerzo por acercarse a sus padres, ya no esperan que sus padres se acerquen a ellos, que quiten el candado de la distancia emocional, que compartan sentimientos, sensaciones. Ya no esperan que sus padres se interesen de verdad por lo que a ellos o ellas (hijo, hija) les pasa, ya no aspiran a ser revalidados por la amorosa y firme mirada paterna.
No sé si te ocurre, no sé si te ha tocado, pero he sido testigo u oyente de muchas palabras de hijos desalentados. Dicen cosas como "A mi viejo no vale la pena pedirle nada, nunca tiene tiempo, siempre esta ocupado". O dicen: "Me hubiera gustado verlo en la entrega de diplomas, me hubiese gustado que estuviera allí (y no en una reunión o jugando al tenis o llevando el coche al taller) el día que traje a mi novia por primera vez a casa".
O dicen: "Me gustaría no sentir este silencio incomodo cuando nos quedamos solos. Me gustaría que me mire a los ojos cuando me habla. Me gustaría que no opine sobre todo lo que digo. Me gustaría que me escuche sin juzgarme. Me gustaría que alguna vez me prohíba algo y me lo explique, así puedo aprender.
Me gustaría que no me trate como a un amigo, que no se haga el pendejo, que no me robe mi manera de hablar; necesito sentir que es mayor que yo, que tiene otra experiencia, que sabe cosas que no sé, que podré confiar en él si me pierdo.
Y así, con un padre pendejo, no puedo. Y paso vergüenza ante mis amigos, porque encima no funciona como pendejo".
Muchos de esos hijos, hermano varón, ya no buscan a sus papás, se han resignado a perderlos emocionalmente o a tenerlos sólo como proveedores. Y eligen como confidente a mamá. Ella, que nunca fue varón, que no se siente como varón, que carece de experiencia de varón, tiene que explicarles desde que hacer con una chica (¡yo tampoco lo creía hasta que fui testigo varias veces!), hasta como enfrentar una situación temida.
Para esos hijos pronto seremos prescindibles. Ellos se quedarán, funcionalmente, sin padre, les será doloroso pero seguirán adelante con su vida, aprenderán a ser hombres de alguna manera, acaso sean buenos hombres. Los que nos vamos a quedar de veras solos somos nosotros.
No se si te pasa, no sé si lo sientes, observo cada vez más hombres que desconfían de otros hombres, que los ven como enemigos, como obstáculos, o a lo sumo los ven como instrumentos, como medios.
"Este tipo me sirve o no me sirve, lo tengo que cuidar o lo tengo que cagar". Escucho eso, lo escucho con una frecuencia que me alarma. Pasa en las empresas, en la política, en la vida social, en los clubes, en las agrupaciones profesionales.
Veo cada vez más hombres enceguecidos por la ambición, a los que no les importa que precio (moral, en salud, en dinero, o reputación) hay que pagar para tener. Tener, esa es la palabra, hermano varón. Tener poder, mujeres, plata, casa, cosas (no importa que cosas: cosas).
Cuando hay tan poca solidaridad, tan poca empatía, tan poca camaradería entre los varones estamos mal, hermano varón. Nos quedaremos solos, solos entre nosotros, solos y en guardia, solos y enfermos.
Cada vez veo más hombres deprimidos, hombres que no duermen, hombres que parecen pastilleros ambulantes (viagra, alopidol, alplax, clorazepan, ansiolíticos, sedantes, antiácidos, antiinflamatorios, analgésicos, farmacias que caminan), hombres que desoyen todos los síntomas con que sus cuerpos les hablan, hombres con dolores, con malestares físicos o emocionales a los que prefieren no atender.
Morimos antes de tiempo o llegamos estropeados a nuestra vejez. Necesitamos, para nosotros y para otros, llegar vivos a la hora de nuestro final, con capacidad para convertir nuestras experiencias en sabiduría y para hacer de nuestra sabiduría una herramienta al servicio de nuestros afectos y nuestro mundo.
Pero la gran mayoría de nosotros estamos llegando vacíos, sin nada para transmitir, habiendo acumulado vivencias como quien junta fotos, pero sin haberlas transformado en algo trascendente.
Así no va más, hermano varón, querido congénere. Con nuestra violencia, con nuestra ausencia de perdón, de comprensión, de flexibilidad, estamos destruyendo el mundo. Digo nosotros, digo los varones, no es un "nosotros" abstracto. Digo los hombres (no digo "la humanidad"), los que tenemos pito y voces gruesas y pelos en todas las partes (a veces no en la cabeza).
¿Se entiende, muchacho? Digo que los varones, con nuestro maldito mandato machista, ya hemos hecho mucho daño y ya nos hemos hecho mucho daño a nosotros. Así, no va.
Seremos prescindibles para las mujeres. ¿Quién nos hizo creer que estarán siempre a nuestros pies, muertas por nuestros pitos? Seremos prescindibles para nuestros hijos. La paternidad biológica es solo un dato, un accidente, hay que darle sentido, llenarla de contenido.
Prescindimos entre nosotros el uno del otro, apenas nos usamos. Así no se construyen vínculos fraternales y fecundos. Ya hay mujeres (narcisistas si quieres, egoístas si te parece, estoy de acuerdo) que nos usan de padrillos, a veces sin que los sepamos, para tener hijos y librarse de tener maridos.
Ya hay fecundación in vitro. Y si la clonación avanza (Dios no permita que esos locos omnipotentes lleguen a cumplir, invocando a la ciencia, sus sueños demenciales) bastara con una célula materna para crear un hijo. Y no seremos necesarios ni como sementales. Será el ominoso final de un modelo que nos hizo creer invulnerables, poderosos y ganadores.
¿Qué ganábamos, querido congénere?
¿De veras no estás un poco harto de tener que demostrar todo el tiempo que tienes huevos? ¿Que quiere decir tener huevos? No es algo que elegiste, no es algo que se logra con esfuerzo, con aplicación, con creatividad.
Terminémosla con los huevos. La mayoría de nosotros (la penosa inmensa mayoría) ni siquiera sabe qué función cumplen los testículos en nuestro organismo.
¿De veras no estás harto de demostrar tu aguante, de bancártela solo?
También los burros tienen mucho aguante. Y los bueyes. ¿Hay algo más por lo que destaques? ¿Algo propio, generado desde tu corazón?
¿De veras no estás harto de tener que demostrar a las mujeres el largo y el grosor de tu pene, de tratar de batir records cuando estás con ellas?
¿No estás harto de ir a la cama con pavor de que tu arma tenga la pólvora mojada? ¿No estás harto de negarlo, lo vas a negar ahora una vez más?
Yo soy como vos, de manera que aquí podes ahorrártelo. Y, de paso, ¿no te gustaría saber un poco más acerca de cómo sienten sexualmente las mujeres, de qué les gusta, de qué esperan de vos antes de que empieces con tu exhibición y las dejes afuera? ¿No crees que podes llevarte alguna grata sorpresa al averiguarlo? ¿O para vos no hay nada que aprender? ¿Dónde aprendiste tanto? ¿Te lo enseñó tu papá, o algún hombre mayor sabio, cariñoso, afectuoso y comprensivo? ¿O lo aprendiste de oídas? ¿O pagando a una mujer de la cual no recuerdas el rostro? ¿De veras no estás harto? ¿De veras no estás harto de mirar de reojo el auto del tipo de al lado, y si es más nuevo o potente que el tuyo, salir corriendo a cambiar tu coche para que no crean que eres pobre o que tienes menos poder, o que la tienes más corta?
¿De veras no estás harto de hablar sólo de lo bien que te va, de callarte los dolores, las dudas, las vergüenzas? Digo, ¿no estás harto de aparentar, de competir aun de palabra, de tapar, de disimular? ¿De veras no estás harto de tanto chiste machista, de tanto infantilismo acumulado, de tanta simpleza intelectual, de tanto desprecio por las mujeres, por los homosexuales, por los que apuestan a otra vida y a otros vínculos sin que pierdan por eso ni una gota de testosterona?
¿No estás harto, eso quiero decir, de vivir con el culo apretado por el miedo, por el pánico a lo diferente?
¿No estás harto de justificar guerras, matanzas y destrucciones en nombre de la política?
¿No estás harto de callar, por miedo a que te llamen tonto, ingenuo o maricón, tu oposición a la muerte de quien sea, de un palestino, de un libanés, de un judío, de un afgano, de un iraquí, de un serbio, de un croata, de un ruso, de un indio, de un paquistaní, de una mujer, de un chico (de miles y miles de chicos), no estás harto de tu propio silencio e inacción?
¿No estás harto de tener sólo cuatro o cinco temas de conversación (mujeres, política, fútbol, economía, tecnología) temas seguros, donde nunca arriesgarás nada personal, temas protegidos, temas que, a fuerza de ser los únicos, te alejan de otros temas, de otra gente, del corazón de otra gente (mujeres, hijos, amigos, nuevos seres a conocer) y de tu propio corazón?
¿No estás harto de ser un eterno adolescente, alguien que se niega a entrar en las etapas evolutivas de la vida, alguien que se convierte, mientras pasan los años, en la patética caricatura de un púber y que, por muy macho que se diga, no tiene coraje (o huevos, como te gusta decir) para emprender la aventura espiritual, emocional y cósmica de convertirse en un hombre de verdad, un hombre de los que el mundo, y las mujeres, y nuestros hijos, y los otros amigos, necesitan?
Si no estás harto, acaso cuando lo estés ya sea tarde, ya estarás definitivamente solo, ya serás absoluta e irreversiblemente prescindible. Si no estás harto, formas parte de una especie en extinción. También los dinosaurios lo eran, aunque no lo supieran, cuando parecían enormes y poderosos.
Formas parte de una especie en extinción y no habrá una ONG que esté dispuesta a rescatarte. Otras especies serán prioritarias. Especies que no depredan, que no discriminan, que no asesinan masivamente entre sí, que equilibran el Universo.
Si estás harto, el momento de cambiar es ahora. No hay excusas, no hay peros.
Así no va más. Me dirás que si va, mire quiénes gobiernan los países, quiénes están al frente de las empresas, quiénes rigen el deporte, quiénes manejan las finanzas, quiénes son los economistas que ven números pero no personas, quiénes inventan cada día una guerra para seguir vendiendo armas y robando petróleo, mientras invocan causas inexistentes, quienes mandan a morir a los hijos de los otros, quienes intoxican a nuestros hijos con la comida chatarra, televisión chatarra, juguetes chatarra, ideas chatarra, quienes nos hacen creer que moriremos si no tenemos un auto, un plasma, una computadora de ultimísima generación, que seremos poca cosa sin una zapatilla que hasta marca nuestras pulsaciones, quienes manipulan nuestra salud desde las corporaciones farmacéuticas.
Miro y los veo. Son hombres insalubres, inoculados e inoculadores de un paradigma toxico. Y son mayoría. Es cierto. Pero te repito. También los dinosaurios parecían invulnerables, cuando, aunque ellos no lo supieran, ya estaban en extinción.
Y, de paso, pido perdón a los dinosaurios por la comparación. Estos hombres no son inocentes como eran ellos. Son imputables. A esta altura de la historia, de las comunicaciones, de la sociología, de la psicología, de la información y del conocimiento, son imputables. No podrán decir que no sabían. En todo caso que digan que les gustaba y les creeremos. No podrán decir que cumplían mandatos.
La civilización ha vivido cosas que impiden aceptar esa excusa. Por eso digo, hermano varón, que si estás harto sólo te queda el camino de empezar a cambiar tus conductas. No tus palabras, no basta con que cambies de discurso. Hay que transformar las acciones, las actitudes, los hechos.
Y también las palabras. Quedarte en el discurso te hará imputable. El tiempo es ahora. El lugar es tu casa, tu trabajo, el espacio que compartes con tu mujer (o con las mujeres), con tus hijos, con otros hombres. Es aquí y ahora, cada día en cada lugar. Ya. No te dejes engañar por esa mayoría de hombres que ves.
Los varones somos, con el paradigma masculino hegemónico hoy vigente, una especie en peligro de extinción. Y esos tipos son los responsables. ¿Quieres ser como ellos? Yo no.
Me preguntaras desde dónde hablo, qué derechos me arrogo. Cuál es mi pulpito. Me identifico.
Soy un varón de este mundo, de este tiempo. Un marido, un padre, un profesional. Un hombre que ha vivido ya más de la mitad de su vida y ha experimentado todos los mandatos del paradigma. Que hace tiempo ya no quiere más de eso.
Soy un hombre harto de estos hombres. Un hombre que tiene con ellos una cuestión personal, porque degradan mi sexo.
Soy un hombre al que le duelen los tiempos que vive. Un hombre que tiene la visión de un mundo compasivo y fraternal, inclusivo, enriquecido por la diversidad, fecundo.
Un hombre harto que sospecha no ser el único hombre harto. Si también estás harto, nos encontraremos en el camino.
De forma simultánea, he recibido por correo dos documentos gráficos tremendos (no para cualquier estómago) que reflejan el desprecio que la sociedad, en las diferentes latitudes geográficas y culturales (abarcando, asimismo, las diferentes religiones imperantes en cada área), muestra ante la vida humana.
Yabir Abu Omar, mi Maestro espagirista (gracias, Yabir), me ha enviado un archivo '.pps' en el que se ve el desprecio por la vida de un recién nacido que, llevado a una temprana muerte por la angustia de su familias ante las disposiciones legales del país donde viven (China), yace en la cuneta de una calle, sin que muchos viandantes se inmuten lo más mínimo.
Al final, según el texto del archivo, el cuerpo sin vida de esa niña acabó en la basura.
El archivo finaliza con unas fotos en las que un recién nacido, cocinado al estilo 'barbacoa' (se me están revolviendo mis vísceras nada más de recordarlo), va a ser ingerido por un 'muchachote' oriental. No sé si es un montaje o la más cruda realidad..., y tampoco sé si es conveniente colgar en este espacio imágenes tan impresionantes. Aviso sobre lo macabro de las últimas imágenes.
Hoy (7 Enero 2010) he tenido información a través del enlace siguiente (http://www.rompecadenas.com.ar/taiwanbabies.htm) que las fotos que se mostraban inicialmente en esta entrada correspondían a un montaje realizado por un fotógrafo para una exposición. Como es comprensible, he decidido suprimir dichas fotografías de esta entrada.
Por otro lado, mi prima Raquel (gracias, Raquel) me ha enviado un enlace de un vídeo que intenta concienciar al personal sobre el valor de la vida humana. Es un vídeo que relata la trágica vida de una mujer africana y, sobre todo, el violento final al que se ve abocada...
Siento no mostrar muchos motivos para sentir alegría en esta entrada pero hay lo que hay. Con esta clase de entradas intento contribuir a la sensibilización del ser humano. No hay espacio para el morbo.
Inserto en una fuerza de carácter expansivo, estoy viviendo una nueva necesidad de derivar información sobre la esencia de cada ser humano, de forma grupal. Por ello, desde hace un tiempo, he comenzado a dar alguna Charla-Coloquio y he impartido varios Cursos.
Comencé mi labor pedagógica con el Curso titulado "Acceso al Conocimiento de uno mismo". Está dirigido a todo tipo de persona y está estructurado para que cada persona aprenda a utilizar básicamente dos herramientas, el Diseño Humano y la Astrología, para llegar a un conocimiento de sí mismo. El Curso consta de 6 bloques de fin de semana, 2 destinados al aprendizaje del Diseño Humano, y 4 a la Astrología. Mi experiencia es que es tiempo suficiente como para, desde cero, acceder a los conocimientos básicos en el manejo de estas herramientas.
Estoy organizando también Cursos de Diseño Humano exclusivamente, que se imparten en dos fines de semana, separados por un mes aproximadamente. Para tener información más concreta de fechas, podéis poneros en contacto conmigo a través del teléfono de la Consulta o del correo electrónico (los datos los tenéis en mi perfil).
De forma simultánea he empezado a ofertar un Curso dirigido al profesorado de centros educativos ("Conociendo a mis alumnos"). El contenido del curso se centra en el estudio básico del Diseño Humano, por sus posibilidades a la hora de dar información útil sobre la persona, siendo una herramienta muy interesante de cara a saber cómo 'entrar' en cada niño, saber qué se puede y qué no se debe exigir a cada niño, teniendo en cuenta que el maestro no debe ser un 'terapeuta', y que, en este momento, tiene un montón de niños bajo su área de responsabilidad...
¿Cuál es la finalidad de estas actividades? Ayudar a que las personas 'despierten', salgan de su burbuja, y puedan sacar máximo provecho a su vida. Cuantas más personas estemos en sintonía con nosotros mismos, la Humanidad como especie estará en mejores condiciones de adaptarse al cambio evolutivo en el que estamos.
Como he visto que el Canal 6 de TV, en Navarra, ha colgado en Youtube unos reportajes cortitos sobre los conciertos en los que participé en San Sebastián - Donosti, interpretando la obra 'Carmina Burana', de Carl Orff, integrando las huestes del Orfeón Pamplonés y con el acompañamiento de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León, con la estética de la 'Fura dels Baus', y todos coordinados por la batuta del maestro Alejandro Posada, los voy a dejar aquí expuestos, aunque hay alguna repetición de imágenes, para que os hagáis una ligera idea de lo espectacular del montaje.
En la foto siguiente, me he permitido señalar mi presencia en el evento. Evidentemente, habrá que hacer un acto de fe para reconocerme..., pero sé que soy yo.
Esperemos que este concierto se pueda exportar a diferentes ciudades... Salud para ti y los tuyos.
Estamos en la época estival, nuestros hijos están de vacaciones..., y todo lo relacionado con su educación (a no ser que les haya quedado algún "regalito" en forma de Cucurbitáceas para Septiembre) sestea hasta la cercanía del próximo curso escolar.
En mi caso concreto, tengo de todo: los más mayores, enrolados en el sistema tradicional, siguen en la línea que les ha tocado, sin grandes posibilidades de elegir (hasta completar la Secundaria). Ahora sí pueden y deben optar qué quieren hacer (Universidad, Formación Profesional, mercado laboral).
Pero la más pequeña ha tenido la suerte de contar con unos padres que, concienciados de lo penoso (en líneas generales) del sistema educativo convencional, han elegido para ella un modelo escolar que, aunque no está legalizado por la Administración, nos da todas las garantías de que va a darle la posibilidad de sacar el mayor partido posible de sus potenciales.
¿Cómo es eso posible cuando la Administración no permite 'desmadres' en la estructura educativa vigente? Un grupo de familias con idéntica inquietud, aun con diferentes modelos de referencia, nos juntamos para dar forma a una escuela en la que se tuvieran en cuenta los ritmos y las necesidades de cada niño, en un espacio en el que los niños pudieran moverse, que no tuvieran un sitio asignado, y en el que pudieran vertir sus ganas de aprender, individual y colectivamente, con un enriquecimiento mutuo.
En el grupo de correo que utilizamos los padres, una madre (gracias, Helena) nos ha pasado un artículo que salió en la Vanguardia (un diario de referencia de Cataluña) durante el mes de Julio, en el que hace referencia a una experiencia escolar, al menos diferente, desarrollada en la Comunidad Autónoma de Cataluña. Los posteriores comentarios (que no transcribo) que se han incorporado a la edición digital del diario son variopintos: unos de apoyo, otros muy críticos con las 'barbaridades' que se hacen en ese centro...
Yo no tengo información directa sobre ello pero me he decidido colgar esta entrada para testimoniar que algo se está moviendo en la estructura educativa española...
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Centros de primaria alternativos (La Vanguardia)
La escuela busca otra educación
Aumentan los centros de primaria con propuestas pedagógicas alternativas que tienen poco que ver con lo que se hace en la mayoría de los colegios | No hay materias, se trabaja por "ambientes" y mezclan edades. Las familias y el barrio tienen un papel importante en la escuela.
MAITE GUTIÉRREZ | Barcelona | 06/07/2009 | Actualizada a las 03:31h |
Algo está cambiando en la escuela catalana. Desde hace unos seis años han surgido centros públicos de atención infantil y primaria (CEIP) en los que el método pedagógico tiene poco que ver con lo que se hace en la mayoría de los colegios. Las asignaturas, entendidas como materias cerradas –matemáticas, lengua, naturales, etc–, no existen; se mezcla a los alumnos de diferentes edades, igual que ocurre en la escuela rural, pero no porque tengan pocos estudiantes, sino porque tratan de favorecer el trabajo cooperativo. El maestro no da clase, sino que acompaña a los alumnos en su particular proceso de aprendizaje.
Cada vez son más, aunque todavía una minoría, debido a la creación de nuevas escuelas en los últimos tiempos. Así resulta más fácil crear un proyecto nuevo de cero. Los planes de autonomía de centro también han contribuido. Estos planes, hasta ahora experiencias piloto, se extenderán cuando se aplique la recién aprobada ley de Educación de Catalunya. La autonomía de centro permite a las escuelas e institutos diseñar un programa propio, adaptado a su proyecto y a su contexto, siempre que los alumnos adquieran las competencias que marca el currículo del Departament d'Educació.
Educació no tiene contabilizadas estas escuelas "no tradicionales”, públicas y en un entorno urbano, "porque estas experiencias innovadoras surgen al margen del sistema, como reacción a ciertas dificultades" , explica Joan Badia, director general de Innovació Educativa del departamento. Aun así, Badia intuye que "proliferarán”. ¿Y qué dificultades son estas? Para empezar, "la escuela actual está obsoleta", afirma Montserrat Anton, directora del Institut de Ciències de l'Educació de la Universitat Autònoma de Barcelona.
Los niños de hoy en día están sometidos a un gran número de estímulos, "y eso hace que tengamos que ensayar nuevas fórmulas para captar su atención, hacer que se interesen por aprender, motivarlos", añade. Esta experta en educación no reniega de la necesidad de memorizar y esforzarse, pero señala que se ha de dar "sentido" a lo que los niños aprenden, "no se puede montar la educación en abstracto".
"En la escuela tradicional hay muchas cosas que chirrían", opina Conxita Olivé, directora del centro de educación infantil y primaria (CEIP) Ítaca, en Manresa. El Ítaca es uno de estos centros de nueva creación -entró en funcionamiento hace dos años y está ubicado en barracones- en los que se aplica una pedagogía diferente. Por ahora tienen 120 alumnos, hasta primero de primaria, y pronto estrenarán un nuevo edificio, con lo que ampliarán el número de líneas en cada curso. Aunque eso de los cursos es muy relativo en esta escuela. Los niños estarán mezclados en comunidades: la de los pequeños (P3, P4 y P5), la de los medianos (primero, segundo y tercero de primaria) y la de los mayores (hasta sexto). Estas comunidades se dividen en grupos de 20. "La sociedad en la que vivimos está formada por personas de diferentes edades; además, en la escuela rural es algo que siempre se ha hecho y es donde se obtienen mejores resultados académicos", dice Olivé.
Los alumnos pasan un tiempo en su grupo de referencia, donde se plantean cuestiones y dudas o se planean proyectos. También pasan unas horas a la semana en "ambientes", que vendrían a ser instalaciones que "provocan el proceso de aprendizaje" a través de ejercicios, de juegos o de materiales. El niño es el que decide a qué "ambiente" asistir. Por último, se realizan proyectos a más largo plazo en los que se va introduciendo parte del currículo escolar.
"El objetivo es respetar el tiempo de aprendizaje de cada persona, no todo el mundo tiene que hacer lo mismo a una edad determinada”, explican Montserrat Navarro y Lidia Esteban, directora y secretaria respectivamente del CEIP El Martinet, en Ripollet. Esta escuela, abierta en el curso 2003- 2004, ha servido de referente para muchos otros centros. También utilizan el método de la mezcla de edades- sólo en algunas actividades- , los ambientes y los proyectos. Han eliminado los exámenes y en su lugar hacen evaluaciones continuas, "aunque pasamos las pruebas que marca Educació", matiza Navarro. El curso que viene ya comenzarán con quinto de primaria. La idea es que el alumno descubra por sí mismo y con la ayuda de otros compañeros la lectura, la escritura, el cálculo, la geometría, la expresión oral... "Sólo intervenimos si el niño nos lo pide", explican estas profesoras. Lo mismo que hacen en el CEIP Joan Coromines de Mataró. "Nuestro objetivo es crear un tipo de aprendizaje no directivista, con el niño en el centro del proceso", afirma su director, Pep Sivilla. No imponen actividades, sino que dan herramientas para que cada alumno desarrolle sus inquietudes.
En realidad, incide Sivilla, estas experiencias alternativas no hacen otra cosa que recuperar métodos pedagógicos del pasado, como en el de la escuela catalana de la República , el método Montessori o Reggio Emilia. Y el motivo de este resurgir en varias escuelas nuevas se debe a "la inquietud que existe entre los maestros sobre el camino que debe seguir la escuela en el siglo XXI", afirma Fina Monell, profesora del CEIP Ítaca. Otro de los ejes de estas escuelas es la implicación de las familias y el barrio en el que se ubican -participan en muchas actividades del centro-, una de las cuestiones que más valora Joan Badia. Sin embargo, ve difícil que estos proyectos tengan continuidad en el tiempo, ya que la movilidad del profesorado -concurso de traslados- dificulta el mantenimiento de un mismo sistema y equipo docente.
Me ha llegado desde el blog 'imagina tu vuelo' una entrevista a una persona de la etnia Tuareg, y me ha parecido muy constructiva de leer, así que, sin más preámbulos, la transcribo ahí abajo.
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Entrevista realizada por VÍCTOR-M. AMELA a:
MOUSSA AG ASSARID.
No sé mi edad: nací en el desierto del Sahara, sin papeles...!
Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo
- ¡Qué turbante tan hermoso...!
- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.
- Es de un azul bellísimo...
- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...
- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?
- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.
- ¿Por qué?
- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.
- ¿Quiénes son los tuareg?
- Tuareg significa "abandonados", porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: "Señores del Desierto", nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.
- ¿Cuántos son?
- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.
- ¿A qué se dedican?
- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio...
- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?
- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.
- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?
- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!
- ¿Sí? No parece muy estimulante. ..
- Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.
- Saber eso es valioso, sin duda...
- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!
- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?
- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!
- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?
- Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...
- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...
- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté... Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.
- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?
- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...
- ¿Tanto como eso?
- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.
- ¿Qué pasó con su familia?
- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...
- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?
- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...
- Y lo logró.
- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.
- ¡Un tuareg en la universidad. ..!
- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.
- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?
- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!
- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.
- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...
- Fascinante, desde luego...
- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor...